Estaba recientemente reflexionando sobre los vikingos y la manera en que prácticamente conquistaron Europa mediante su fortaleza y firmeza en cada paso que daban. Para los que no conocen sobre mitología nórdica, los vikingos tenían la creencia de que al morir en batalla se irían al Valhalla, que es una especie de paraíso nórdico en donde estos comerían hasta el hastío para luego combatir y morir de nuevo en la batalla. Repitiendo esto día tras día. Esta era la razón por la que los vikingos no respetaban a los ancianos, ya que el llegar a la vejez significaba no haber muerto en batalla, lo cual los privaba de llegar al Valhalla.
Parafraseando a Sun Tzu en El arte de la guerra: “Si el enemigo está desesperado y dispuesto a pelear hasta la muerte, lo mejor es no pelear”. Esto podría explicarnos cómo es que los vikingos lograban saquear tantos territorios y ganar tantas batallas, ellos estaban dispuestos a combatir a la muerte. Ellos aceptaban su destino. ¿Quizá podrían ser considerados superhombres de Nietzsche?
Así es como uno debería vivir su vida, dispuesto a sacrificarla por conseguir sus sueños, que quizá no sean ir al Valhalla y morir en batalla a diario, pero sí ser un escritor, volar a la luna, explorar nuestro bello planeta. Uno debe estar dispuesto a sacrificarlo todo por conseguir sus sueños, y para suerte nuestra, en la sociedad moderna esto no significa morir en batalla, pero sí estar dispuesto a sufrir, batallar, pasar desvelos, hambrunas, ¿quizá pérdida de cabello? Hacen falta más vikingos modernos, más gente que se sacrifique por cumplir sus objetivos, personas que acepten su destino y vivan sin arrepentimientos. Estas son, en mi opinión, grandes lecciones de vida que podemos extraer de los vikingos. ¿Estás dispuesto a luchar por tus sueños?
-Erick M.